Dos mujeres, una campana, un cestillo y un candil: los elementos clave que mantienen viva esta costumbre, el Pecado Mortal, celebrada durante la Cuaresma y cuyo origen se remonta al siglo XVII.
La Orden de Calatrava dejó grandes huellas culturales en toda la provincia de Ciudad Real, mayoritariamente aquellas que tienen que ver con todo lo religioso, como es el caso de este ritual que no ha dejado de realizarse en todos estos siglos en esta localidad de la comarca homónima.
El Pecado Mortal, tradición vigente en Calzada de Calatrava
En 1760 ya aparecían vestigios de esta costumbre que daba comienzo una vez celebrado el Miércoles de Ceniza, pues en las Ordenanzas de la Hermandad de El Salvador del Mundo, patrón de Calzada de Calatrava, se reflejan algunas analogías referentes al pecado mortal.
Es probable que su origen guarde relación con las antiguas Cofradías de las Ánimas, colectivos que aún quedan vivos en la cultura religiosa de La Mancha. Estas hermandades eran conformadas con el objetivo de rezar, velar y recaudar fondos para que aquellas “ánimas benditas” no perecieran en el purgatorio y encontraran consuelo en el “reino de los cielos”.
Numerosos rituales están vinculados a esta costumbre que surgió a raíz del Concilio de Trento, donde se estableció lo siguiente:
“Habiendo la iglesia Católica instruida por el Espíritu Santo, según la doctrina de la Sagrada Escritura y de la antigua tradición de los Padres, enseñado en los sagrados concilios, y últimamente en este general de Trento, que hay Purgatorio; y que las almas detenidas en él reciben alivio con los sufragios de los fieles, y en especial con el aceptable sacrificio de la misa”.
Muchos pueblos durante la Cuaresma se comprometieron con la causa de ayudar a paliar con estas almas perdidas en el Purgatorio, con el paso de los siglos se ha ido perdiendo, pero Calzada de Calatrava sigue manteniendo la tradición.
¿En qué consiste exactamente la tradición del Pecado Mortal?
Desde Miércoles de Ceniza a Jueves Santo, cada tarde algunas mujeres se agrupan en parejas para salir a la calle en busca de limosna, aunque en pleno siglo XXI su objetivo no es sufragar el alivio de las almas perdidas en el Purgatorio, si no colaborar con las causas de la Parroquia, y por supuesto para mantener una tradición centenaria.
Y aunque el alumbrado eléctrico de la localidad ilumine el camino de estas mujeres, éstas portan en sus manos un farol o un candil de aceite, tal y como lo hacían en el siglo XVII. Algo sumamente curioso es que las mujeres calzadeñas encargadas de mantener esta tradición, aunque pidan limosna, no tienen permitido llamar ni pasar dentro de las casas de los voluntarios que aportan dinero.
Entonces, ¿cómo saben dónde están las mujeres del pecado mortal?
La pareja encargada del ritual lleva además una campanilla que hacen sonar con un ritmo concreto mientras recorren las calles para que, quien lo desee, se acerque a ellas y deposite la cantidad que considere en el cestillo que portan en sus manos, para que la aportación sea voluntaria y no exigida. A estas parejas de mujeres también se las oye por su cántico dedicado “para los que están en pecado mortal, para hacer bien y decir misa”.
Otra curiosidad del pecado mortal es que las mujeres comprometidas, lo hacen por mantener una promesa o una penitencia, y deben hacerlo todas las tardes pase lo que pase bajo cualquier circunstancia, llueva, nieve o truene. Precisamente este compromiso tan férreo es lo que ha hecho que se mantenga vigente este ritual que se ha convertido en una tradición que todos en Calzada de Calatrava esperan con inquietud, ya no solo por la importancia y el vínculo con lo religioso que pueda guardar, sino porque se trata de algo insólito y especial exclusivo del municipio calzadeño.