martes, 5 diciembre, 2023
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La gastronomía manchega ha sido siempre de «kilómetro Cero» adaptando su menú a cada temporada

El catedrático de Antropología Social, D. Julián López García, arrojó luz sobre la conexión intrínseca entre los valores antiguos y cambiantes en la comida y la cocina manchega. En una charla reveladora, López García destacó cómo en esta pintoresca comarca, el consumo se adapta con ingenio a la producción agrícola local, creando así un enfoque más sostenible y auténtico.

La adaptación del consumo a la producción agrícola es una práctica ancestral que ha perdurado a lo largo de los siglos. En esta región, la comida no solo es un acto de alimentación, sino también una expresión de respeto por la tierra y sus recursos. Esto se refleja en la sencillez de los platos manchegos, que ponen de manifiesto la esencia de los ingredientes frescos y locales.

El consumo alimenticio se ajusta de manera intrínseca a la producción agrícola. En temporadas de abundante cosecha de ajos, es común encontrar la presencia dominante de los ajos manchegos en la gastronomía local. La versatilidad de este ingrediente se convierte en la base de numerosos platillos que se disfrutan en toda la región.

Sin embargo, cuando la temporada cambia y el azafrán florece, la cocina manchega se transforma. El azafrán, conocido por su aroma y sabor distintivos, se convierte en el protagonista de los platos locales. Su incorporación en recetas tradicionales aporta un matiz especial que solo esta región puede ofrecer.

Esta adaptación de la comida a la producción agrícola en La Mancha es un testimonio de cómo la región valora sus recursos naturales y se enorgullece de su capacidad para aprovecharlos al máximo. La simplicidad de esta conexión entre lo que se cultiva y lo que se consume es asombrosa, mostrando la autenticidad de la cocina manchega.

En la comarca, la sostenibilidad es clave. El término «Kilómetro 0» se convierte en una filosofía, donde todo lo más sostenible es al mismo tiempo lo más típico y tradicional. Sin la necesidad de adornos o añadidos, la riqueza de los ingredientes locales se convierte en el verdadero valor de la cocina manchega.

En palabras del catedrático D. Julián López García, «La cocina manchega es un testimonio vivo». Aquí, la comida es una celebración de la tierra que nutre a su gente, y la tradición culinaria se ha transmitido de generación en generación.

El curso de «Cultura gastronómica en La Mancha: creatividad y legados» organizado por la UCLM en Campo de Criptana es un paso importante hacia la preservación y promoción de estos valores culinarios únicos. Los participantes en el curso tienen la oportunidad de explorar de primera mano la riqueza gastronómica de La Mancha y aprender cómo la sostenibilidad y la tradición van de la mano en esta comarca.

Un ejemplo de cómo la comida puede ser más que solo sustento; puede ser un reflejo de los valores arraigados en una comunidad. La adaptación del consumo a la producción agrícola local no solo hace que la comida sea más sostenible, sino que también resalta la autenticidad y la riqueza de la cocina manchega.

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