Castilla-La Mancha tiene 33 diputados y diputadas autonómicos para representar más de 2 millones de habitantes.
En estos días vemos como las encuestas pronostican resultados electorales para las Cortes de Castilla-La Mancha, en muchas ocasiones obtenidas de muestras que no son proporcionales a la población de cada provincia, olvidando que en nuestra región los diputados y diputadas autonómicos se eligen en un número determinado por la ley electoral autonómica no con una sola lista regional, sino con un número de escaños asignado a cada una de las cinco provincias.
Siempre se ha dicho que por mucho que influya la ley electoral en el resultado de unas elecciones, al final el que gana es el que saca más votos. Y si bien esto es así, no podemos dejar de lado que en este caso lo que determina, y mucho, el resultado final es el número de escaños en liza en cada provincia, y sobre todo el hecho de que en nuestra región la circunscripción electoral sea la provincia.
Desde que Cospedal fijó el número de diputados autonómico en un mínimo de 25 y un máximo de 35, meses después de haberlos aumentado de 49 a 53, buscando beneficiarse en el reparto cosa que al final no logró, parece que la cosa se ha quedado más o menos tranquila y que el actual sistema de distribución satisface a todos los partidos que compiten por representación en el parlamento autonómico.
Cómo se reparten los diputados autonómicos en Castilla-La Mancha
En la actualidad se eligen 33 diputados o diputadas a las cortes regionales, 7 por Albacete, 7 por Ciudad Real, 5 por Cuenca, 5 por Guadalajara y 9 por Toledo. Tal y como indica la ley cada provincia tiene asignados 3 diputados y el resto se reparte proporcionalmente según la población.
El hecho de que todas las provincias elijan un número impar de diputados influye más de lo que parece en el resultado que obtienen los partidos mayoritarios… por decirlo de forma rápida, si una provincia elige un número de diputados par, lo usual es que las dos fuerzas políticas más fuertes, tradicionalmente PSOE y PP, sean los únicos que entran en reparto, si por el contrario el número es impar, las opciones de terceras fuerzas a conseguir representación aumentan exponencialmente gracias a los restos.
¿Qué quiere decir esto? Pues que, si el número de diputados que se eligiese fuese proporcional al número de habitantes de cada provincia, Albacete elegiría 6, Ciudad Real 8, Cuenca 3, Guadalajara 4 y Toledo 12. Solo una provincia elegiría diputados impares, y eso como venimos diciendo favorece a terceras opciones en competición electoral.
Es comprensible que con la formula actual se haya querido compensar a las provincias con menos población, pero quizás no tan comprensible que se haya hecho en detrimento de las más pobladas, cuando se podría haber ampliado el número de diputados autonómicos, pues tras los vaivenes de Cospedal, hoy Castilla-La Mancha, es la novena región en habitantes de España pero es la última junto con la Rioja en cuanto a diputados y diputadas en su parlamento autonómico.
Regiones como Extremadura con la mitad de población que Castilla-la Mancha, elige 65 diputados, Aragón con 1,3 millones de habitantes elige 67 o la propia Cantabria, que con poco más de medio millón de habitantes elige 35, dejan el número de diputados autonómicos castellanomanchegos muy lejos de una proporcionalidad en base a la extensión del territorio y a los datos poblacionales.
Dicho todo esto el panorama que se presenta de cara a los resultados del 28 de mayo, a poco que se consideren las grandes tendencias que indican las encuestas, con una desaparición casi completa del voto a ciudadanos y un aumento del voto a vox en determinadas provincias, puede hacer que ese voto a Vox le sea muy rentable en la provincia que más diputados elige, en este caso Toledo, y que si el PSOE no logra transferencia del antiguo voto de Ciudadanos o de las fuerzas políticas a su izquierda lo tenga complicado para formar gobierno.
Para ello cuanto más regional sea el debate y más se hable de Castilla-La Mancha, mejor será para los socialistas, que apuestan todo al liderazgo de Emiliano García-Page y a sus políticas sociales e inversiones en la región, para conseguir el apoyo de un electorado que en el caso de la derecha parece estar más ideologizado y con la mirada puesta en los asuntos de política nacional.
Hay muchas variables que pueden hacer que estas tendencias cambien, la más importante tiene que ver con la capacidad de los candidatos locales fuertes en las grandes ciudades para arrastra el voto autonómico tras de su propio apoyo.
Las espadas están en alto, las reglas electorales son las mismas para todos, pero el tamaño de la circunscripción sigue siendo determinante a la hora del reparto.