Hace más de 40 años se aprobaba el estatuto de autonomía de Castilla-La Mancha, dando lugar a una realidad política y administrativa desconocida hasta el momento en nuestro país. Nuestra región era de las pocas que se fabricó sin tener en cuenta ningún criterio cultural, ni identitario, sin tomarse la molestia de consultar los libros de historia, quizás como resultado de nuevo del desprecio por lo que esta tierra le había dado a nuestro país.
Desde entonces, cinco provincias, aguantan unidas en una institución autonómica, más pendiente cada una de ella misma que de la región. Se cuenta que los artífices de esta ordenación autonómica, temerosos de que el modelo no funcionase y colapsase, mantuvieron todo el entramado provincial que suponían las Diputaciones, (salvo en aquellas uniprovinciales para evitar redundancias).
El resultado ya lo estamos viendo: una comunidad autónoma provincializada, y ya se sabe, en un estado autonómico o ejerces como autonomía o te desdibujan y corres el riesgo de pasar a la irrelevancia. Y aunque los gobiernos regionales, sobre todo los socialistas, han luchado siempre para evitar ese riesgo, es complicado vencer el efecto frontera que ejerce Madrid al otro lado del Tajo.
Poco se puede hacer ahora por cambiar eso, porque abrir ese melón sería una invitación para que muchos territorios pidiesen también ajustes geográficos más acordes con su identidad, aunque en ningún lugar, ni siquiera en León, es tan evidente ese desajuste como en Castilla-La Mancha.
Es difícil que alguien de Albacete, de Cuenca, de Ciudad Real o del sur de Toledo se vea a sí mismo como un Castellano, aunque más complicado lo tienen en Guadalajara para los que no es que La Mancha sea un lugar lejano, es que Castilla, tampoco está mucho más cerca. En Guadalajara por no tener no tienen ni universidad de Castilla-La Mancha, que en su momento fue la principal pieza de vertebración de este compendio administrativo. Todavía hoy un altísimo porcentaje de los profesores de la UCLM viven y pagan sus impuestos en Madrid, y vienen un par de días a las dependencias universitarias en las provincias.
Poco se puede hacer, decíamos, para que esto cambie, pero sí que podemos y seguramente debemos, apoyarnos en lo que somos, en cómo somos y en lo que podemos llegar a ser, y esto no son solo palabras. Sacar adelante un proyecto en esta tierra debería llevar aparejado un premio, porque aquí cuesta lo mismo ser autónomo que serlo en el cinturón tecnológico de Madrid, pero la situación no ofrece las mismas ventajas. Y puede que nos lo pongan todavía peor con los peajes a las autovías.
El regional de La Mancha nace con esa vocación, una vocación universalista, como universal es La Mancha, conocida y reconocida en cualquier parte del mundo. Un medio para poner la cultura y a la sociedad manchega en el centro, no solo del país, si no de las mentes de los manchegos y manchegas, un espacio de encuentro, un lugar para el reconocimiento y sobre todo un lugar para la verdad.
Porque La Mancha, necesita mucha verdad, una verdad que nos anime, que nos estimule, que recuerde que solo la mirada crítica puede salvar a esta tierra, siempre humillada, siempre utilizada, siempre menospreciada por los que nos han considerado el corral de Madrid.
Somos la única tierra que tuvo que explicar porqué queríamos tener un aeropuerto, y tanto nos apretaron y tan grande fue la presión que hasta los propios manchegos consideraron esa infraestructura como innecesaria. El país vasco que territorialmente cabría en la provincia de Guadalajara, tiene tres aeropuertos. ¡Pero claro, La Mancha no! La Mancha mejor como paisaje para cuando se viaja hacia Andalucía. Hoy tenemos un aeropuerto en Ciudad Real que sirve para rodar películas, y solo cabe preguntarse ¿por qué?
Esto del aeropuerto es harina de otro costal, pero conviene recordar que mientras que aquí se hacía todo lo posible para que no abriera, en Madrid se diseñaba y construía la T4 en Barajas con la que muchos se hicieron muy ricos.
Se trata de la verdad, para eso viene El Regional para remover a los de la izquierda y a los de la derecha, y para decirles que está bien eso de la competencia política, pero que La Mancha necesita algo más que palabras, necesitamos infraestructuras, grandes inversiones, empresas que no solo se queden en el norte de Toledo asomadas a Madrid. Necesitamos respeto, como el que por fin se está consiguiendo deteniendo la sangría del Trasvase, que se ha estado llevando un agua que necesitamos para que otra tierra crezca y se desarrolle con un recurso que ellos tienen a raudales con desaladoras.
Nuestra cultura nos avala, nuestra forma de entender la vida, resilientes, capaces de sonreír a los infortunios, eso probablemente no nos convierta en una región, por el momento no lo necesitamos, pero mientras llega tenemos El Regional.